19 junio, 2012

SABIA SONRISA



 Sabia sonrisa

Cuantas sonrisas, cuantas alegrías y solo cuando esta ella…
Tú eres mi pequeño pichón – me dice sonriente.
Siempre tan fuerte y tan digna.
Cuando me ves, lloras de alegría; pero pronto tus lágrimas secan para acabar en una risa y un abrazo que me aprieta fuertemente.
Cuando estamos todos juntos, alrededor de la mesa; nos miras uno a uno y vueles a sonreír y a preguntarnos una y otra vez por nosotros, por nuestras inquietudes, por nuestros sueños… si se han cumplido, si no…
Nunca hablas de ti, nunca y me provocas tanta curiosidad… tanto amor.
Preguntándome por qué, por qué eres así. Nunca he conocido a alguien tan feliz.
Me acuerdo de muchos llantos a tu lado y de tus mimos junto a la chimenea para callarlos.
Me cogías en brazos me sentabas en tu regazo y comenzabas tu diálogo:
- Mi pequeño pichón color nieve y suave como una muñeca de porcelana. Estoy aquí, ea ea ea…
La hamaca se movía para atrás y para adelante y quedaba dormida con tu mano en mi pelo y mis lágrimas ya desechas en tus dedos.
Ha pasado tanto... tantos años desde aquello y sigues haciéndolo y sé que tú, cabezona, seguirás queriendo que suba a tu regazo aunque ya no quepa en ellos.
Sé, que ahora, comienzas a olvidar.
Y tus preguntas son cada vez más repetidas.
Pero siempre, estaré aquí. Para responder cada pregunta mil veces si es necesario, mil veces con el mismo tono, mil veces con la misma paciencia, mil veces con el mismo amor que tú mil veces me has demostrado por que mil veces has sido:
Mi madre, mi amiga, mi cocinera, mi sonrisa, mi llanto, mi vida,… y en definitiva Mi abuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario